domingo, 27 de enero de 2019

28 enero 2019

LAS FUENTES DE GRANADA

Las fuentes de Granada...
¿Habéis sentido
en la noche de estrellas perfumada
algo más doloroso que su triste gemido?

Todo reposa en vago encantamiento
en la plata fluida de la luna.

Entre el olor a nardos que se aspira en el viento
la frescura del agua es como una
mano que refrescase la sien calenturienta.

El agua es como el alma de la ciudad. Vigila
su sueño, y al oído del silencio le cuenta
las leyendas que viven a pesar del olvido.

Y bajo las estrellas de la noche tranquila
tiene palpitaciones de corazón herido.

La voz del agua es santa!
Quien la profunda música de su acento adivina
comprenderá algún día la palabra divina.
El agua es guzla donde Dios sus misterios canta.

Las fuentes de Granada...
¿Habéis sentido
en la noche de estrellas perfumada
algo más doloroso que su triste gemido?

Una, gorgoteante, suspira entre las flores
de un carmen, esperando una mano de ensueño
que abra a la blanca luna sus claros surtidores
para dar a la noche sus diamantes de sueño,
y mientras, sobre el mármol, una a una, desgrana
las perlas de sus ricos collares de sultana.

Algunas se despeñan con ecos de torrente
y entre las alamedas descienden rumorosas,
arrastrando en el vivo fulgor de su corriente,
en féretros de espumas, cadáveres de rosas.

Otra, por las paredes resbala lentamente
y entre las verdes hiedras lagrimear se siente,
como si poco a poco, por una estrecha herida,
se fuese desangrando hasta quedar sin vida.

Las hay ciegas, y en ellas
llora toda la móvil plata de las estrellas.

Hay en el aire tanta humedad que da frío...
La noche un fresco aroma acuático deslíe...
El agua llora, gime, suspira, canta y ríe,
y, dominando el gárrulo y eterno murmurio
se oyen plañir las roncas serenatas del río.

La sangre de Granada corre por esas fuentes,
y en el hondo misterio de las noches serenas,
al escuchar sus músicas sobre los viejos puentes,
la sentimos que corre también por nuestras venas.

Aduerme nuestro espíritu su musical encanto,
bebemos el ensueño de sus respiraciones,
penetra hasta la carne en lentas filtraciones
y huye por nuestros ojos en un furtivo llanto.

Las fuentes de Granada...
¿Habéis sentido
en la noche de estrellas perfumada
algo más doloroso que su triste gemido? 


Francisco Villaespesa

lunes, 21 de enero de 2019

21 enero 2019

ALHAMBRA

Grata la voz del agua 

a quien abrumaron negras arenas, 
grato a la mano cóncava 
el mármol circular de la columna, 
gratos los finos laberintos del agua 
entre los limoneros, 
grata la música del zéjel, 
grato el amor y grata la plegaria 
dirigida a un Dios que está solo, 
grato el jazmín. 

Vano el alfanje 
ante las largas lanzas de los muchos, 
vano ser el mejor. 
Grato sentir o presentir, rey doliente, 
que tus dulzuras son adioses, 
que te será negada la llave, 
que la cruz del infiel borrará la luna, 
que la tarde que miras es la última.


                         Jorge Luis Borges

domingo, 13 de enero de 2019

14 enero 2019

GRANADA (Elegía humilde)

Tu elegía, Granada, la dicen las estrellas
que horadan desde el cielo tu negro corazón.
La dice el horizonte perdido de tu vega,
la repite solemne la yedra que se entrega
a la muda caricia del viejo torreón.

Tu elegía, Granada, es silencio herrumbroso,
un silencio ya muerto a fuerza de soñar.
Al quebrarse el encanto, tus venas desangraron
el aroma inmortal que los ríos llevaron
en burbujas de llanto hacia el sonoro mar.

El sonido del agua es como un polvo viejo
que cubre tus almenas, tus bosques, tus jardines,
agua muerta que es sangre de tus torres heridas,
agua que es toda el alma de mil nieblas fundidas
que convierte a las piedras en lirios y jazmines.

Hoy, Granada, te elevas ya muerta para siempre
en túmulo de nieve y mortaja de sol,
esqueleto gigante de sultana gloriosa
devorado por bosques de laureles y rosas
ante quien vela y llora el poeta español.

Hoy, Granada, te elevas guardada por cipreses
(llamas petrificadas de tu vieja pasión).
Partió ya de tu seno el naranjal de oro,
la palmera extasiada del Africa tesoro,
solo queda la nieve del agua y su canción.

Tus torres son ya sombras. Cenizas tus granitos,
pues te destruye el tiempo. La civilización
pone sobre tu vientre sagrado su cabeza,
y ese vientre que estuvo preñado de fiereza,
hoy aún muerto se opone a la profanación.

Tú que antaño tuviste los torrentes de rosas,
tropeles de guerreros con banderas al viento,
minaretes de mármol con turbantes de sedas,
colmenas musicales entre las alamedas
y estanques como esfinges del agua al firmamento.

Tú que antaño tuviste manantiales de aroma
donde bebieron regias caravanas de gente
que te ofrendaba el ámbar a cambio de la plata,
en cuyas riberas teñidas de escarlata
las vieron con asombro los ojos del Oriente.

Tú, ciudad del ensueño y de la luna llena,
que albergaste pasiones gigantescas de amor,
hoy ya muerta, reposas sobre rojas colinas
teniendo entre las yedras añosas de tus ruinas
el acento doliente del dulce ruiseñor.

¿Qué se fue de tus muros para siempre, Granada?
Fue el perfume potente de tu raza encantada
que dejando raudales de bruma te dejó.
¿O acaso tu tristeza es tristeza nativa
y desde que naciste aún sigues pensativa
enredando tus torres al tiempo que pasó?

Hoy, ciudad melancólica del ciprés y del agua,
en tus yedras añosas se detenga mi voz.
¡Hunde tus torreones! Hunde tu Alhambra vieja
que ya marchita y rota sobre el monte se queja,
queriendo deshojarse como marmórea flor.

Invaden con la sombra maciza tus ambientes.
¡Olvidan a la raza viril que te formó!
Y hoy que el hombre profana tu sepulcral encanto,
quiero que entre tus ruinas se adormezca mi canto
como un pájaro herido por astral cazador.


FEDERICO GARCÍA LORCA