lunes, 12 de marzo de 2018

37. Río de cristal dormido, de Juan Ramón Jiménez



Río de cristal dormido
y encantado; dulce valle,
dulces riberas de álamos
blancos y de verdes sauces.

-El valle tiene un ensueño
y un corazón; sueña y sabe
dar con su sueño un son lánguido
de flautas y de cantares-.

Río encantado; las ramas
soñolientas de los sauces,
en los remansos caídos,
besan los claros cristales.

Y el cielo es plácido y blando,
un cielo bajo y flotante,
que con su bruma de plata
acaricia ondas y árboles.

-Mi corazón ha soñado
con la ribera y el valle,
y ha llegado hasta la orilla
serena, para embarcarse;

pero, al pasar por la senda,
loró de amor, con un aire viejo,
que estaba cantando
no sé quién, por otro valle-. 

Juan Ramón Jiménez Arias tristes, 1903
Poema sugerido por Manuel Díaz, profesor del Dpto. de Lengua y Literatura

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